15 de enero de 2011

Vejez


Quería saber cuánto estaba envejeciendo. Parece muy temprano. Suena a tener 60 o quizá 70, ver nuestras manos y recordar aquellos tiempos cuando eran lisas y fuertes y hoy unos surcos aclaran que un compromiso nuevo se asoma.

Sin embargo, aún ando lejos de esa etapa. Hoy solo veo alrededor y la gente vigorosa, rechoncha, animada de alguna época luce con la mirada perdida y me preocupo. Tengo miedo.

Amo cada día mi vida porque le pongo un ápice de diferencia. Pero no me escapo a la idea de sufrir, por los años, a caer, a olvidar y ser olvidado.

Qué podemos hacer. Seguro muchos quisiéramos volver a los 7, 8 ó 9, aquellos días de playa en familia, de algarabía, donde siquiera nos importaba dónde estudiaríamos y cuánto nos pagarían.

Quiero amar cada día de mi vida. Este no es un artículo religioso o parecido a los de "Despertar", solo busca reflexionar por medio minuto cuan viejos o cuan joven estamos.

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