25 de diciembre de 2008

Media Noche


Me decidí a dar un paseo. Tomar un poco de aire contaminado no hace mal. Menos aún si es verano y puedo dejar la capucha en casa.

No salgo los domingos, pero el hambre me aquejaba y era la excusa perfecta para ir en búsqueda de un cuartito de pollo o en su defecto algún sanguchito que junto a su rica coca cola podría llenar mi vacío estómago.

No pensé que tanta gente se movilizara los domingos.

Todas las tiendas llenas. La gente comprando a cantidades. Dónde golpeó la crisis en el Perú me preguntaba.

Caminando cerca a la entrada del cine, creí que una buena opción sería alimentarme con pop corn y aprovechar ver una buena peli no sería una mala idea.

Quería concentrarme en las sinopsis de las películas, pero que bárbaro, eran las 11:40 p.m y las muchachas me arrancaban los ojos, se los llevaban de un lado a otro. No pensé que el espectáculo visual era tan bueno a esa hora.

Desde falditas superr provocadoras hasta politos semi-invisibles desfilaban en frente y tras mis ojos.

Tantos domingos que he perdido en casa, pensé.

Pero casi instantáneamente se cruzó en mi campo visual una de esas basuras, esos malditos carteristas, celularistas y billeteristas. Rondaban descaradamente buscando qué arranchar. Pero era descarado para mí, porque no hacía más que observar lo que ocurría a mi alrededor. Me di cuenta que todos estaban en lo suyo, y era el único que atendía cada detalle quizá para explicaciones de esta crónica.

La gente se viste mejor; ripley, saga, o gamarra van mejorando sus diseños. Hay todavía unos cuantos extraterrestres, pero no como entre semana. Hasta los punkekes con cortes estrambóticos y jeans que resaltan sus genitales, han mejorado su estilo.

La calle deja de ser un lugar para andar, ahora también puede ser visitado y no hay duda que los domingos nos llenas de bellas piernas y más...

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