26 de marzo de 2010

Lima la enrejada


El boom de enrejar las avenidas y hasta las cabinas de los taxistas, es toda una moda en Lima.

Una moda obligada, porque ratero que entra a tu casa barre hasta con el water de tu reducido baño o sale disparado con el timón de tu Toyota Corolla.

No hay policía nacional ni seguridad ciudadana, ni junta vecinal, ni nada de esas ineficientes asociaciones desorgnizadas que nos salven del acecho y del hecho de bandas de ex-presidiarios, futuros presidiarios o presidiarios de vacaciones (como el buen caso de nuestro amigo Crousillat, ejemplo para cuestiones didácticas).

Todo puede ser robado en Lima.

Y lo peor es que el castigo es improductivo.

Si no me creen, imaginen algo que no nos puedan arrebatar. Los reto.

Sin embargo, y es cuetión esencial de este post, siempre vimos a los bancos, financieras, tiendas comerciales entre otras, lucir todas desprotegidas, omnipotentes, con fachadas de vidrios delgadísimos, diciéndonos subliminalmente, sugiriéndonos, que ellos tienen el PODER.

Cosa curiosa, la que aprecié, dos días atrás, paseando en combi por Lima.

Vi al Banco de Crédito con tremenda reja. Mi Banco, Continental, La Curacao, etc, etc, con grandes cercas protectoras.

Sé muy bien, que todas estas instituciones deben tener pólizas de seguros por robo, y cualquier otro evento, pero ya dejaron de proyectar esa "divina seguridad", para convertise en seres comunes, susceptibles de la incompetitividad y la mano suave del Estado y sus poderes para con la delincuencia.

Lima exporta más delicuentes que cobre. Los departamentos se quejan. Nada que "Corte de la Haya", porque cuando en el país maten por un pan, esas organizaciones mundiales, esconderán la cabeza.

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