De niño nunca imaginé visitar, alguna vez, Disney.
Ese muñequito de orejas negras sinuosas, nariz rimbombante, y guantes albos, estremecía mis pensamientos, me inclinaba a cavilar, si es que tanta maravilla televisiva era real.
Sin imaginarlo, unos años atrás, el sueño se hizo realidad.
Mi corazón bombeaba aceleradamente. Sentía como el calor abrumaba mi cuerpo. Me encontraba en la puerta, entrada al Walt Disney World de Orlando-Florida.
Todo lo que alguna vez vi en pantalla, estaba a punto de comprobarse en vivo y en directo; no faltaba más que esperar a una muchacha, amiga de un amigo, que como toda hispana, haría su "negocito" vendiéndonos entradas más baratas - 40 dólares- es que ella trabajaba en dicho parque. (Nótese que Disney tiene 4 parques, es decir 4 zonas en las que se divide, de acuerdo a los juegos y novedades que presenta.)
Ya dentro, sería largo contarles lo que vi. Es realmente una maravilla.
Un mes atrás, escuché en la radio mientras tomaba desayuno: "Disney viene a Lima"
Me quería caer de de la silla, será que es el día de los inocentes, la verdad no sé que día es ese, pero lo imaginé.
Ya luego confirmé, por versiones del diario "El Comercio", que realmente, empresarios de Disney visitaron Lima en Enero, para analizar la posibilidad de crear el primer parque de esta clase en el Perú y por ende toda sudamérica.
Se fueron hasta Asia, porque cuando estos empresarios intentaron comprar el Parque de las Leyendas en San Miguel (Lima), el Instituto Nacional de Cultura (INC), protestó, aduciendo que este parque tienes restos arqueológicos que deben ser preservados, y que por cierto, las 100 veces que ido no he visto jamás.
Si Disney llega a Lima, agárrense quien pueda, que si hoy por hoy, ya los artistas internacionales nos caen como moscas a la fruta, los turistas nos van a caer como lluvia en Iquitos....
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