24 de julio de 2009

Mandarina Tangelo

Mientras el mundo se preocupa de la "gripe porcina", Centroamérica en el depuesto presidente Manuel Zelaya y Perú en si el asesino del estilista chimbombo tiene sida o no, hoy con mucho asombro presento a la más jugosa, sabrosa y enorme mandarina del mundo: La Tangelo.

Andaba por el mercado, en busca de unos kilos de zanahoria, cebolla y pecho de pollo, cuando el aroma de las peras, los tamarindos y los plátanos, me atrajo hasta un área hasta ayer desconocida por mí, un vasto patio donde las frutas desfilaban por doquier.

Empecé la búsqueda de aquella que hiciese brotar mariposas en mi estómago, que me invitase a saborearla mentalmente. Pasaba puesto en puesto, observando tanta delicia y color. No sabía si decidirme por las tiernos melocotones, por las imponentes piñas, o por las vegestorias manzanas, que lucían menos provocativas.

Me abría paso entre tanta canasta en el suelo, parecía que trataban de seducirme por llevar al menos medio kilito. ¿Cuál agarro? era la milésima vez que me preguntaba, mientras calculaba cuánto me saldría si compraba aunque sea un cuartito de cada una.

Al aproximarme cada vez más al fondo del pasaje, mi iris se teñía de naranja. Unas "chinas" con una forma quasi perfecta se lucían en las canastillas de madera, idealmente colocadas para cautivar a cual cliente pase por su vista.

"Esas naranjas me llevo", sin dudarlo pensé. "Señor me da dos kilos de esas naranjotas", grité.

"Joven, son mandarinas, mandarinas tangelo", me respondió.

Estupefacto ante el tamaño de esas corpulentas mandarinas, no hice más que cancelar por dos kilitos y rogar que sean dulces y sin pepa, porque esas agrias y con más pepa que la granadilla las aviento para que florezcan en mi jardín.

Ya en casa, me di cuenta que el precio estuvo acorde con mis expectativas, una gran fruta, de un gran cuerpo, dulcesitas, tal cual me gusta. Y ahora que el frío apremia que más que una rica mandarina.

No hay comentarios: