4 de diciembre de 2008

La primera cita


¿Quién cree saber el lugar perfecto para la primera cita?
Ir al cine puede haber funcionado para mucho de ustedes y para mí también, ¿pero es en realidad el lugar ideal?

¿Cómo saber cuál es el lugar exacto? ¿Qué tenemos que encontrar en éste o mejor dicho que nos tiene que ofrecer? Porque la primera cita "es o es" el gancho para que haya una segunda, tercera, cuarta, etc, etc.

Un hostal - o un hotel para los que quieren invertir algo más-.

¿Quién apostaría por un hostal en la primera cita? Que levanteee la maaano...jajaj suena a chicha conocida...

Sus pasos son largos mientras el aviso de neón colgado en la entrada parpadea, al parecer dándoles la bienvenida a su furtiva visita.

Este sabe - el aviso de neón- que no son clientes habituales, observa atentamente su nerviosidad y excitación. Este ha visto a decenas o centenas; y de memoria, si hablara, diría quienes lo hacen por amor o solo por deseo, opinión feminista, porque el hombre siempre lo hará por deseo.

El amor quedó en la puerta.

Hay una lobreguez enorme dentro del lugar. Para estimularte quizá o proteger tu identidad

El sexo comienza desde el momento en que se paga, la sensación de cancelar raudamente y volar hacia tu habitáculo te desespera.

Interesante es la astucia de los cajeros, quienes pueden detectar con "echarte un ojo", en que situación te encuentras, pueden ofrecerte algún cuarto entre los precios que ellos consideran tu pagarás; ven tu apuro, lo huelen, sienten tu deseo, ven la hora también, y se dan cuenta que vas a pagar lo que ellos te pidan, es medianoche y difícilmente encontrarás en fin de semana un cubículo vacío.

Juegan con tu deseo, con lo impúdico de tu ser, también con tu bolsillo, eso significa que a la salida olvídate del pollo a la brasa o del chifa, con las justas un sanguchito bien "taipá" y calabaza calabaza cada uno a su casa.

Cada grada, si es que te mandaron a algún piso distinto al primero, significa la elevación de tu erotismo, verla a ella adelante, subiendo apurada, la imaginas ya desnuda, la imaginas encima tuyo, saltando o agachada mandando saludos, es el frenesí de todo "encuentro hotelero", único e inigualable.

La desgraciada puerta no abre, la efervescencia te hace errar al insistir con la llave. Vergüenza a parte.

Entras.

Lo que hagas dentro es estilo personal, modestia aparte de este post y para otra ocasión.

Recuerda que es la primera cita, no la 500, ni la última.

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